Tradicionalmente se ha entendido por embutido una tripa natural rellena con carne picada, normalmente de cerdo, y que puede llevar otros ingredientes como sal y/o diferentes especies. Algunos ejemplos de estos productos son el chorizo, el morcón o el salchichón.
En la actualidad, y como se establece en el Real Decreto 474/2014, de 13 de junio, por el que se aprueba la norma de calidad de derivados cárnicos, se define embutido como “Operación de introducción de un derivado cárnico en una tripa natural o en una envoltura artificial”.
Los embutidos siempre han estado en boca de todos por motivos varios, por ejemplo, la duda existente sobre si es aconsejable que las embarazadas los consuman o no, si es bueno comer estos productos con frecuencia o los riesgos que implican alguno de sus ingredientes utilizados en su elaboración.
En este caso, intentaremos resolver una de estas dudas comunes: ¿puedo ingerir con seguridad la envoltura de los embutidos?
Artesanalmente, la envoltura que recubre los embutidos son tripas naturales. Se usan para ello partes del intestino de distintos animales, estos intestinos se sacan tras el sacrificio y despiece del animal. Una vez que las tripas están fuera, son lavadas con agua caliente para ser rellenadas, un proceso bastante laborioso.
En el presente, existen opciones de envolturas sintéticas, hechas a partir de celulosa, colágeno o de algún material de origen plástico autorizado.
Cuando las pieles que protegen al embutido están hechas de tripas naturales, se pueden consumir y NO supondrían ningún tipo de riesgo para la salud. En cambio, cuando se trata de envoltura sintéticas deben ser declaradas en la etiqueta del producto y debemos eliminarlas antes de su consumo.
Vemos que sigue siendo imprescindible leer bien el etiquetado de los productos que compramos, así sean productos habituales en nuestras cocinas.