La agencia española de seguridad alimentaria y nutrición (AESAN) dependiente del Ministerio de Consumo ha informado de la detección de 4 casos de botulismo que ha captado la atención de los expertos en salud pública y seguridad alimentaria: el botulismo. Esta enfermedad causada por la toxina botulínica producida por la bacteria Clostridium botulinum representa un peligro para la salud y requiere una mayor concienciación sobre las prácticas de manipulación y conservación de alimentos.
En este post, exploraremos los recientes casos de botulismo, sus posibles fuentes de contagio, medidas preventivas y la importancia de una respuesta rápida y efectiva para enfrentar esta problemática de salud pública.
¿Qué es el botulismo?
El botulismo es una enfermedad poco frecuente pero grave. Está causada por la toxina botulínica, una de las toxinas más potentes conocidas por el hombre. Esta toxina puede llevar a paralizar los nervios, los músculos y afectar la capacidad del cuerpo para respirar, pudiendo, en casos extremos, provocar la muerte.
Esta toxina alimentaria procede de la bacteria Clostridium botulinum, un microorganismo que produce esporas resistentes al calor, que encuentran, en la ausencia de oxígeno, el ecosistema perfecto para reproducirse. Por eso, las conservas mal procesados y con un PH por encima de 4,5 suelen ser los lugares donde se desarrollan con mayor facilidad.
La combinación de baja temperatura de almacenamiento y la adición de sal se utiliza para prevenir el crecimiento de la bacteria y a consecuencia, la formación de la toxina.
Tipos de botulismo
Existen varios tipos de botulismo:
Botulismo alimentario
Este es el tipo más común y ocurre cuando una persona ingiere alimentos contaminados con la toxina botulínica. Ocurre mayormente en conservas de alimentos hechas sin las debidas precauciones y en alimentos procesados de manera inapropiada, enlatados o embotellados en casa. C. botulinum no se desarrolla en condiciones de acidez(PH inferior 4,6) y por lo tanto la toxina no se generaría en alimentos ácidos aunque un PH bajo no eliminaría ninguna toxina ya existente.
Botulismo infantil
Los bebés pueden adquirir botulismo al consumir esporas de C. botulinum en alimentos mal procesados. El sistema digestivo de los bebés es más susceptible a la colonización bacteriana, lo que puede conducir a la producción de toxina botulínica, a diferencia de lo que ocurre en el botulismo alimentario, que se da con la ingesta de las toxinas ya producidas en el alimento.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas del botulismo pueden tardar horas o incluso días en desarrollarse, dependiendo de la cantidad de toxina ingerida o absorbida. Los signos iniciales incluyen visión borrosa, boca seca, dificultad para tragar y hablar, debilidad muscular, parálisis, y otros signos como vómitos, diarrea, estreñimiento o inflamación abdominal. En casos graves, la parálisis puede afectar los músculos respiratorios y llevar a la insuficiencia respiratoria, lo que representa un peligro para la vida.
El diagnóstico del botulismo se basa en los síntomas clínicos y, a menudo, se confirma mediante pruebas de laboratorio para detectar la toxina botulínica o la presencia de la bacteria en los alimentos, las heces o suero.
Tratamiento y prevención del botulismo
El tratamiento principal consiste en la administración de antitoxinas específicas para neutralizar la toxina circulante en el cuerpo lo más rápido posible tras el diagnóstico. También se pueden requerir otros cuidados, como asistencia respiratoria.
La prevención del botulismo implica prácticas adecuadas de elaboración, conservación e higiene de los alimentos. Aquí tienes el protocolo de vigilancia del botulismo de la Junta de Andalucía, las medidas preventivas fundamentales, las buenas prácticas de manipulación de alimentos, en particular durante el tratamiento térmico y la higiene. Esto incluye el uso de equipos y métodos adecuados, así como la revisión de las fechas de vencimiento y la apariencia del producto antes de su consumo.
Casos recientes de botulismo: un resurgimiento preocupante
El botulismo ha estado está presente y está, tanto es así que recientemente se han notificado en España 4 casos, asociados a la ingesta de una tortilla de patata de quinta gama del Grupo Palacios, que ha advertido no consumir sus tortillas de patatas envasada fresca al plato, incluidas las de marca blanca, por el brote de botulismo. Además, han retirado el producto de los supermercados y han paralizado temporalmente la producción en su fábrica Mudrian, según a informado la empresa en un comunicado.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), hacía saltar las alarmas este mes de Julio de 2023, al informar de cuatro casos confirmados de botulismo y dos probables, con un vínculo en común, el consumo de tortilla de patatas envasada.
Los expertos en salud pública y epidemiología están investigando estos casos para identificar las posibles causas y prevenir futuros brotes. Las prácticas de conservación e higiene inadecuadas pueden proporcionar un ambiente propicio para el crecimiento de la bacteria y la producción de toxina botulinica.
En conclusión, el botulismo es una enfermedad grave que exige una vigilancia constante y un enfoque preventivo en seguridad alimentaria riguroso. Los recientes brotes han puesto de manifiesto la importancia de seguir buenas prácticas en el procesado y la manipulación de alimentos. Con una respuesta rápida y efectiva, así como una mayor concienciación reforzando las buenas prácticas en seguridad alimentaria, podemos trabajar juntos para prevenir y abordar el botulismo y de este modo proteger la salud de todos.
