Son muchos los profesionales y los medios que están insistiendo en que la vitamina D disminuye el riesgo de contraer el Covid-19. Este hecho se fundamenta en que algunas de las funciones de esta vitamina están relacionadas con la inmunología, especialmente con la inmunología pulmonar. Las correctas prácticas de higiene, mantener el distanciamiento social y el uso de guantes en ciertos casos, cuando el riesgo es mayor, sí están demostrando ser eficaces. Entonces, ¿qué tiene de cierto todo este alboroto sobre la vitamina D? ¿Todo lo que se dice tiene fundamento?
Alguna publicación en revistas online se ha apoyado en un par de estudios científicos para abordar este tema:
- El primero que mencionan es un estudio publicado hace dos años. En él se confirma que la vitamina D tiene un rol dentro de la respuesta inmune innata, estimulando o atenuando la proliferación de linfocitos T.
- Este reciente estudio lo combinan con otro anterior, de mayo de 2011, que confirma que la deficiencia de vitamina D altera la estructura y funciones de los pulmones sanos.
Otro especialista relaciona el confinamiento y la estacionalidad con la falta de vitamina D, ya que parte de esta vitamina se sintetiza en la piel al tomar el sol. Además, indica los alimentos más ricos en vitamina D, consejos y tiempos para tomar el sol, basados en otros estudios que él mismo menciona. Sin embargo, estas recomendaciones son muy relativas, ya que no toda zona geográfica recibe la misma cantidad de sol al año.
El siguiente artículo que recomendamos leer y que el propio autor destaca, es una publicación científica de este mismo año. Según dicho artículo, se descubrió que el medicamento Losartán, compuesto por sustancias que bloquean ciertas partes del Sistema Renina – Angiotensina – Aldosterona (SRAA), debía ser tenido en cuenta en pacientes con hipertensión arterial como estrategia contra el Covid-19, por su diferente respuesta frente a contagiados con hipertensión no medicados.
La comunidad científica propone la suplementación de vitamina D como medida contra el Covid-19. La vitamina D hace que disminuya la enzima convertidora de la angiotensina II(ECA2) del SRAA. Precisamente esta enzima es la que usa como receptor el Covid-19 para infectarnos (y los otros coronavirus que hemos pasado). Este tema lo retomaremos más adelante.
Sin embargo, en todos estos artículos se obvian muchos descubrimientos posteriores (no aparece nada de los años 2019 y 2020). El primero se basa sólo en dos estudios, resultando realmente pobre, mientras que el segundo, que es mucho más completo, pasa por alto el hecho de que tomar el sol es como una radioterapia suave.
En pacientes con radioterapia se ha demostrado que este tratamiento altera el nivel sérico, la distribución y el metabolismo de la vitamina D. El mediador entre esta relación es la flora intestinal o la microbiota. De este modo, en los pacientes tratados con radioterapia se produce una disbiosis microbiana que altera el desarrollo inmunológico, los metabolitos del microbioma (es decir, las proteínas generadas por los genes de la flora intestinal) y las cascadas de señalización para los receptores de la vitamina D.
Además, la alteración de la microbiota intestinal contribuye al desarrollo de la hipertensión arterial mediada por la deficiencia de vitamina D. En este sentido, hay estudios que detallan las especies bacterianas que, al descender en población, promueven la deficiencia de vitamina D y el desarrollo de la hipertensión arterial.
Llegados a este punto, recordemos que la hipertensión promueve el SRAA y elevados niveles de ECA2, receptor de infección de todos los coronavirus. Resultando relevante, no sólo para esta enfermedad, sino para todas aquellas otras enfermedades inflamatorias mediadas por el sistema inmune, haciendo significativo el rol de la microbiota intestinal, de sus metabolitos y cadenas de reacción mutualista. (Artículos 1 y 2)
A pesar de ser un argumento contundente, el tratamiento con vitamina administrada de forma externa puede ser contraproducente. Al tomarla de forma externa, inhibe los sistemas naturales que ya poseemos. Con la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina, la producción por la piel al tomar el sol y con la que produce de manera natural por nuestra flora intestinal, tenemos suficiente.
Por lo tanto, las personas que quieran realmente cuidarse de contraer cualquier coronavirus de forma integral, además de seguir las recomendaciones del artículo citado en segundo lugar, deben cuidar también su microbiota intestinal. Así, hay que añadir más fibras vegetales en nuestra alimentación (más prebióticos) y más alimentos vivos como yogur o kéfir, choucrut o kimchi y embutidos curados.