Microbiota y Metales Pesados

Metales pesados en nuestro organismo

Los metales pesados representan un grupo de elementos tóxicos, de los más antiguos que han afectado al hombre.
A partir del descubrimiento de los metales y ciertas formas de ser utilizados, hemos estado expuestos en mayor o menor medida a las contaminaciones por sus elementos tóxicos, con la gran incidencia que pueden tener en nuestra salud, que ahora conocemos.

Hoy día, cualquier exceso en la presencia de metales pesados en nuestro organismo, nos produce unas consecuencias de gran importancia en el estado físico y mental.

Se tiene certeza de que en tiempos pasados ya existía una exposición a la contaminación de metales pesados, y en cantidades muy superiores a la época actual.
No obstante, no parece que la incidencia en la salud de los habitantes de las sociedades de entonces, fuese de la importancia que cabría esperar, debido al contacto con tal cantidad de contaminantes.
Parece evidente que existió algún factor, que fue determinante para impedirlo.

Algo hizo que los resultados de aquellas exposiciones ambientales no afectaran a los humanos de entonces hasta el punto de peligrosidad que resultaría hoy, si las cantidades de exposición fueran las mismas.
¿Puede ser a causa de la diferente situación de la microbiota?

Relación de los metales pesados y la microbiota

Puestos a cruzar datos, hagamos un resumen de circunstancias de la posible relación de los metales pesados y la microbiota, a lo largo de la historia:


► Los humanos que nos precedieron estaban expuestos a la contaminación por metales pesados en mucha mayor medida que en la actualidad.
Sin embargo, en nuestra época, los efectos son evidentemente más peligrosos.


Nuestra flora intestinal es mucho más deficiente, esto ya se ha podido comprobar analizando las heces de antiguas letrinas romanas.


► El consumo de probióticos y prebióticos en la alimentación de ambas épocas, es claramente diferente. Hasta que aparecen los sistemas de conservación por calor y los equipos de refrigeración, la preservación de los alimentos se basaba en procesos fermentativos que incluían una gran carga de probióticos.
Pero es que, además, no podemos olvidar que el consumo de harinas refinadas no era tan común como es en la actualidad.


Nuestra situación mental es mucho más estresante que la de aquellas civilizaciones, donde la vida trascurría con otro ritmo.
El estrés afecta a la estabilidad de la flora intestinal y una flora intestinal poco eficiente no puede ayudarnos a combatir la situación de estrés.
Entramos así en una espiral, que va potenciando la desaparición de una microbiota sana y activa.

microbiota y metales pesados

Historia de la contaminación de metales pesados en la antigua Roma

De forma importante, el plomo era fuente de contaminación, por ejemplo, por el proceso empleado para la producción de vino.
Se le añadía plomo, porque según parece, así conseguían mejor color y sabor y pensaban que era útil para ayudar a conservarlo.
En investigaciones realizadas imitando los sistemas de producción de entonces han resultado vinos con concentraciones equivalentes a 16,000 veces más de lo que está permitido en la actualidad.
El Gaditano Columella y Marcus Cato dejaron detallada la forma de producir lo que ellos denominaban como vino griego: “Toma 20 volúmenes de mosto, vacíalo en una copa de cobre y plomo, colócalo sobre el fuego y hiérvelo”.

copas de vino con metales pesados


Podemos imaginar lo aliñada que resultaría aquella bebida, respecto a metales pesados tóxicos.
Además, las damas romanas utilizaban el plomo para hacer colorantes blancos. También como remedio para enfermedades de la piel y contra las arrugas. Igualmente, se valían de este metal para evitar los embarazos.
En las tuberías y conducciones de agua de las construcciones que se hacían en la época romana, en todas las latitudes del imperio, se solía emplear el plomo como material de uso normal.
La contaminación ambiental en general, y por metales pesados en particular, se estudia analizando las capas de hielo que a través de los años se han ido depositando en Groenlandia.
Cuando han analizado la cantidad de plomo depositada desde 1.500 a 2.300 años atrás, se ha encontrado que en los siglos VI y V a.C. se produjo una alta concentración de plomo en la atmósfera.
Tanto es así que el cálculo efectuado, nos lleva a deducir que se depositaron unas 400 toneladas de plomo sobre la capa del hielo motivo de estudio.
Por tanto, parece que se debe deducir que, la intoxicación por plomo debía haberse convertido en un importante problema de la salud pública en general, en la época en la que el Imperio Romano estaba en su esplendor.
Sin embargo, no se ha identificado la evidencia que lleve a asegurar esta circunstancia.


tuberia romana de plomo


Ha existido la teoría de que la caída del Imperio Romano fue causada por exposición
de los habitantes de Roma a la toxicidad del plomo. Por ello se hicieron sendos estudios tratando de demostrar esa relación.
Pero, cuando se han realizado análisis de plomo en los huesos de restos humanos
de entonces, no han encontrado un nivel de concentración tan alto, que haya podido
dar lugar a problemas de toxicidad debidos a este metal.

Falta de evidencias históricas de problemas por intoxicación de plomo

También durante la Edad Media está documentada la utilización frecuente de los alquimistas, en sus experimentos con metales pesados en general y con el plomo en particular, que pretendían convertir en oro.
En las primeras imprentas que construyó Gutenberg, el plomo era una parte importante.
Paracelso, el antiguo médico suizo-alemán, daba como medicina metales como plomo, arsénico y mercurio.

imprenta-utilización-del-plomo-gutenberg


Él fue el que estableció la teoría de que nada es veneno o todo es veneno dependiendo de la cantidad. (“dosis sola facit, ut venenum”) solo la dosis hace el veneno.
Así que, aunque el contacto con el plomo ha sido la contaminación ambiental más antigua conocida que se daba ya entre los sumerios, en el antiguo Egipto y posteriormente en la época del Renacimiento, cuando se han hecho estudios arqueológicos buscando la presencia de plomo en restos humanos, no se encuentra en cantidades que hayan supuesto una incidencia significativa en cuanto a la salud pública en general.
Por tanto, habría que preguntarse a qué elemento podemos atribuir, que aquellas importantes exposiciones al peligroso metal, no provocaran una fijación en las estructuras óseas de los habitantes de entonces. Fue algo que evitó graves problemas de toxicidad general.
Quizás la respuesta esté en los recientes estudios que se ha realizado, respecto a la propiedad que tienen los probióticos de evitar que los metales pesados sean absorbidos por el tracto intestinal.
Para no resultar muy extensos citaremos solo dos de ellas:


1) “Se ha demostrado que los probióticos reducen la absorción de HM (metales pesados) en el tracto intestinal, mejorando el “secuestro” de los HM intestinales, la desintoxicación de HM, cambiando la expresión de proteínas transportadoras de metales y manteniendo la función de barrera intestinal. Los probióticos pueden proteger de dicha disbiosis, cambiando la expresión de las proteínas transportadoras de metales y manteniendo la función de barrera intestinal”.

Y en otra…


2) En la investigación publicada en línea en mBio, la revista de la Sociedad Americana de
Microbiología (ASM, por sus siglas en inglés), y financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, sobre las mujeres embarazadas, se consiguió demostrar que suministrando un probiótico en concreto, Lactobacillus rhamnosus presente en leche fermentada, se producía un importante efecto protector que impedía los efectos tóxicos del mercurio y el arsénico en el desarrollo del feto.

Conclusión: Microbiota sana y eficiente, evita contaminación por metales pesados

Si la causa, efecto de las prácticas tan peligrosas que se realizaban de forma frecuente, se hubiese producido sin ningún factor que ejerciera algún efecto paliativo, la evidencia habría evitado su uso.
Parece evidente que una microbiota sana y eficiente fue lo que impidió graves consecuencias sobre la salud pública de las civilizaciones que nos precedieron, a pesar de que existía una importante contaminación de metales pesados.
Si cruzando los datos de que disponemos esto es tan evidente, tal vez deberíamos destacar la importancia de potenciar la flora intestinal de los habitantes contemporáneos, que, aunque en mucha menos cuantía, también estamos expuestos a cantidades algo significativas de metales pesados mediante el consumo de pescado, y las emisiones industriales, entre otras causas.

Por: José Antonio Barroso.

libro sos probióticos

José Antonio Barroso, fundador del Grupo Microal-Tecoal, nos ofrece una descripción precisa sobre la perfecta simbiosis ancestral entre el ser humano y los probióticos, de la que nos hemos beneficiado inmensamente de forma mutua y gracias a la cual somos lo que hoy somos, como especie y como civilización.

Listeria

Control de Listeria

¿Tienes cubierto el control de Listeria que las Autoridades Sanitarias están exigiendo a las industrias alimentarias que elaboran PRODUCTOS LISTOS PARA EL CONSUMO?

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2. Actualización del Sistema de Autocontrol incluyendo el control de Listeria. Esta actualización incluye la revisión de los productos químicos usados en industria.

3. Adaptación de las frecuencias de muestreo de Listeria en PRODUCTOS y SUPERFICIES en base al volumen de producción y si los productos elaborados son favorecedores o no del crecimiento de Listeria.

4. Caracterización de los productos elaborados en base a la actividad de agua (aw) y pH que presentan cada uno de ellos. Los resultados de estos dos parámetros identificarán a los productos como favorecedores o no del crecimiento de Listeria.

5. Estudios de vida útil. Uno de los objetivos de un estudio de vida útil es determinar el tiempo en el que un producto puede mantener niveles inferiores a 100 ufc/g de Listeria durante su comercialización, para que sea seguro para el consumidor final. Debes realizar tantos estudios como productos o familias de productos listos para el consumo elabores. Si necesitas estudios de vida útil urgentes podemos hacerlos mediante técnicas de microbiología predictiva.

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